jueves, 30 de mayo de 2013

LUIS FRANCO PIQUER.......PASTOR

La verdad es que cada día me resulta mas difícil encontrar cosas que me interesen.

Y la Gala del Deporte de Caspe no es precisamente algo que me interese. Quizá porque este tipo de actos que pueden estar bien a nivel regional trasladarlo a un pueblo me parece algo que nos viene algo grande.

Por eso, porque no me interesa, la de este año, como los anteriores, me paso totalmente desapercibida.

Pero hoy ha pasado algo que ha hecho que, de repente, la del pasado viernes haya significado algo para mi. Hoy he visto esta foto de "familia" de los galardonados. Y en esa foto, agachado en el centro, está Luis Franco Piquer.

He leido la noticia ilustrada con la foto y me he enterado de que le habían concedido el premio a su trayectoria deportiva. Y me alegrado. Y he regresado a la c/ Nueva, mi calle, en los años cincuenta.

Luis y yo eramos vecinos. Nos veiamos todos los días. Jugabamos. En fin compartiamos el espacio en el que ibamos creciendo.

Eran tiempos duros y, desgraciadamente, la mayor parte de los niños eran, como escribiera Miguel Hernandez, "niños yunteros"..tenían que trabajar demasiado pronto.

"Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador."

En el caso de Luis ser  pastor. Porque Luis, cuando eramos vecinos, era pastor.Muy joven...demasiado joven. En cambio yo era un privilegiado y estudiaba.

Las mañanas frias de invierno, cuando la luz del sol no conseguía traspasar el muro de la  niebla, solíamos coincidir  en la calle. El con su chaqueton, su tapabocas, su zurrón al hombro se dirigía a pastorear su rebaño, desafíando el duro invierno caspolino, acompañando a su padre. Yo con mi abrigo, mi cartera y carpetas, me dirigía al Instituto donde, protegido del frio y del gélido cierzo invernal, estudiaba mi bachillerato.

Y debo confesar que muchas veces le tuve envidia. Porque cuando Luis volvía del monte por la tarde solía venirse a jugar un rato con nosotros en el "rincón". Y venía con su zurrón, aunque sería mas propio decir "morral" que es como aqui se llama, y nos sorprendía con todas las cosas que llevaba dentro.

Recuerdo el "calabacin" vaciado donde, según nos explicaba, se llevaban las "olivas" para la comida. Su navaja. No era una navaja fina y elegante como las que llevabamos al colegio, entonces no pasaba nada porque a nadie se le ocurría pensar que la navaja servia para algo que no fuera sacar punta a los lapices o comerte el bocadillo, sino que era una navaja "de verdad". Como la que le veia yo a mi padre cuando se iba al campo para todo el día. Y llevaba tambien trozos de madera que tallaba con la navaja y que luego, segun nos contaba, se usaban para los collares de las ovejas y las esquilas.

Y nos hablaba de como se manejaba el ganado. De como las cabras eran más "malas" que las ovejas para el pastoreo. Y de los "cados" de conejos que conocían y donde "paraban" cepos...y del Corral de la Balsa de los Caballos, cerca de Civan, donde tenian su rebaño.Su sabiduría me impresionaba. Porque de aquello no ponía nada en los libros que yo estudiaba.

Y mientras nos contaba estas cosas yo percibia su olor a "estación". Estación climatólogica por supuesto. Porque Luis olia a invierno, a primavera, a verano y a otoño...cada estacion le impregnaba de un olor distinto..la humedad y el frío del invierno hacia que la pana, habitual en el "equipamiento" de invierno despidiera un olor a tierra humeda y fría.

Un olor que yo notaba tambien en mi padre cuando regresaba de coger olivas y se sentaba en la banca, junto al fuego, para, al mismo tiempo que se calentaba, poner a asar los caracoles que siempre traía en un bolsillo de su pantalon de pana

El olor a tomillo, a romero, a pino, a plantas jóvenes le impregnaba en primavera. El verano era el tiempo del olor a la mies que se cosechaba a la lo largo de todo el verano.

Y en otoño olor ya a hojas muertas, a humedades que anuncian la llegada del invierno.

Y yo lo envidiaba porque me parecía, ingenuo de mi, que aquello era la libertad absoluta. Nada de deberes para el dia siguiente.Ni examenes. Ni castigos por enredar...mientras yo iba C/ Nueva abajo a encerrarme en el Instituto el, por el portal, iniciaba su camino, morral al hombro, hacia la libertad

Por eso lo envidiaba...y le envidiaba su habilidad para silbar porque a mi me ha resultado muy dificil siempre.

Eso si, había una cosa que nunca le envidié...el bote que llevaba para "arrujar".
Un día me explicó que ese bote lo llevaban, con una escobilla que ellos mismos se hacían con hojas de alguna planta, para "arrujar" los arboles, viñas etc. cuando los había en la zona de pastos. Arrujar era mojar con la escobilla los arboles y viñas y así el ganado, especialmente las cabras, no se los comían.

Olia de una forma asquerosa. Me dijo que simplemente eran "excrementos" de perro con agua. Y lo llevaban siempre encima por si acaso.

Mas de una vez compartíamos el queso que hacia su madre con la leche de las cabras. Un queso que a mi me ha gustado mucho siempre.Y cuando alguna cabra le paría me daba leche para que mi madre me hiciera requesón.

Y asi fuimos creciendo. El de pastor...yo haciendo mi bachillerato. Y compartimos las verbenas de la C/ Santa Clara...y los "Dias de san Antón"..y jugabamos en el "rincón" o en la Plaza del Surtidor....

El tiempo ,y las circunstancias ,nos separaron un poco...pero ya adolescentes volvimos a coincidir en los Franciscanos...La Piedad fué nuestra cofradía.

Y Luis cuando tuvo que elegir actividad deportiva no lo dudó: el ciclismo. Deporte duro y solitario como el pastoreo que durante tantos años constituyó su trabajo.

Luego si que ya la vida nos distanció. Y el Club Ciclista Caspolino fué su mundo al márgen del familiar.

Lo veía por la carretera acompañando a los crios que pretendian emular a los Ocaña, Indurain, Perico Delgado etc. etc también lo veía trabajando en la organizacion de cualquier carrera ciclista que se organizara...porque Luis fué siempre mas trabajador que amigo de protagonismos. Mas de uno de su logros los capitalizaron otros.

Pero la vida da muchas vueltas y un día Luis se hizo cargo de un pequeño bar en la Plaza: El Carajillo.Y volvimos a vernos con asiduidad, Y hablamos de aquellos tiempos de la C/Nueva...de nuestros juegos, de nuestras verbenas, de nuestros "roces" que los había...

Y, como gran trabajador que siempre ha sido, no tardó mucho en cambiar aquel pequeño bar por una magnifica Cafeteria en la Plaza de Aragon. Y como no podia ser menos le fué de maravilla. Alli tomabamos nuestro café matinal compartido con amigos/as . Y seguíamos hablando de la c/ Nueva...

Se jubiló y ahora nos vemos menos...encuentros puntuales en los que nos interesamos por nuestras vidas y casi siempre recordamos aquellos años de la c/ Nueva en los que un joven estudiante como era yo envidiaba al pastorcillo que era el.

Por todo esto cuando lo he visto en la fotografía he sentido algo especial. De repente lo he recordado de nuevo cuando en las mañanas frias de invierno enfilaba la c/ Barcelona con su chaqueton su tapabocas y su morral para pastorear su rebaño...

Han pasado muchos años...aquel pastorcito queda ya muy lejos...pero me alegro de que le hayan dadao el premio a su tayectoria deportiva. Aunque yo se lo daría a su trayectoria vital porque para Luis la vida no fué fácil, como lo fue para otros entre los que me incluyo,  y por eso supongo que cuando, desde el escenario del Teatro Goya recibiera los aplausos del público asistente, quizá recordara a aquel pastorcillo que nunca pudo imaginar que un día, centenares de personas, le aplaudirían por el trabajo realizado sin otro interés que ser útil a la sociedad.

Enhorabuena Luis....

























2 comentarios:

  1. Magnifico!!! Felicidades Luis!!!!

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  2. Me gustan todos tus artículos, pero este me ha emocionado. Gracias por plasmar tus vivencias. Mª Rosa.

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