lunes, 29 de abril de 2013

AQUEL CURSO DEL 53.....


Recuerdo el primer día de aquel curso. Estrenaba cartera. Una cartera de hombros, así se llamaban las carteras que hoy se llaman mochilas. Nos las confeccionaba alguno de los guarnicioneros que había en Caspe. Solían poner nuestras iniciales con remaches dorados.

Aquel primer día del curso del 53 yo estaba lleno de dudas e incertidumbres. Para un muchacho que había estado sus primeros años en la Monjas de Santa Ana ir a las "escuelas" suponía un importante cambio. El mas importante era dejar a tus amigos de aquellos primeros años. Normalmente quienes estudiaban en "las monjas" pasaban directamente, tras su comunión, al Colegio Nuestra Señora del Pilar para allí preparar el acceso al bachillerato.

Por eso yo llegue a las "escuelas" sin ninguno de mis amigos de "las monjas". Recuerdo mi espera en la entrada del Colegio hasta que me asignaran clase y profesor.

Veía pasar a los maestros y maestras. Veía a los chicos y chicas veteranos saludándose ante el nuevo curso. Y yo permanecía allí en silencio con mi cartera apoyada en el suelo.

Mi abuela paterna tenia una buena relación con D.Benito, un maestro pequeñito pero que según decían tenia bastante mala ostia, y me había dicho que hablaría con el para que me cogiera en su clase. Yo ,la verdad, sabiendo lo de su genio no me ilusionaba demasiado caer en sus manos.

Pero, por fin, apareció D.Benito que, tras preguntarme si yo era Joaquín, mejor dicho Joaquinito porque yo entonces era Joaquinito, me dijo que fuera con el a su clase.

Una vez allí comenzó a preguntarme cosas..me puso cuentas, ..me hizo leer y escribir...y me devolvió al patio de entrada diciéndome que esperara que iba a hacerme la ficha para ir a su clase. La verdad es que ,viéndole tan pequeñito, no me parecía tan peligroso como decían.Mas tarde comprobé que si que lo era.

Pasado un buen rato apareció otro profesor. Un profesor orondo y con pinta de bonachón...se acercó a mi, con un papel en la mano, y me preguntó : Tu eres Joaquín Cirac ¿no?. Le contesté que si.

Pues yo soy D. Jesús Botaya y vas a venir a tercero que es el curso que yo doy. Y fui a tercero y mi maestro fue no D.Benito sino D.Jesús Botaya.

Así empezó para mi aquel curso del 53...La diferencia con "las monjas" era notable. Clases luminosas, en "las monjas" las de los chicos eran bastante lóbregas, desde las que se veían todas las huertas de los Rimeres. Maestros y maestras en lugar de hábitos y tocas  y sobre todo la "desaparición" de aquellos crucifijos que las monjas parecían llevar "enfundados" en los cinturones de sus hábitos.

Confieso que los primeros días me encontraba como gallo en corral ajeno. No conocía a ninguno de mis compañeros de clase. Ni a ninguno de los maestros o maestras.

La religión, sobre todo a nivel de oraciones, no estaba tan presente pero, sin embargo, allí me topé con el "adoctrinamiento político" algo desconocido para mí.

Por la mañana, antes de entrar a clase, la formación "paramilitar" en el patio de recreo para el izado de la bandera mientras entonábamos himnos patrióticos. Los "mayores" eran los encargados de colocar la bandera y se sentían importantes haciéndolo. Por la tarde la misma operación pero para arriarla.

Pronto observé que mi "nivel académico" era superior al del resto de la clase por lo que pensé que ese curso iba a ser bastante "cómodo". Y no me equivoqué. La exigencia era baja y donde D.Jesús mas incidía era en la lectura y en la escritura. Y si algo ha caracterizado siempre a las monjas ha sido que todos sus alumnos y alumnas salian con muy buena letra.

El sistema que usaba D.Jesús Botaya no era desde luego demasiado pedagogico. Quizá porque el de pedagogo tenia poco ya que todos sus meritos academicos estaban contenidos en una estrella de cinco puntas sobre fondo rojo que había lucido durante la guerra civil. Con el bando ganador por supuesto.

Rceuerdo que nos colocó por orden alafabetico en los pupitres y a partir de ese momento cuando alguien no contestaba bien a las preguntas "pasaba palabra" al siguiente y si la contestaba bien pasaba delante.

Esto hizo que al final los mejores estuvieramos en la primera fila y los peores, estoy hablando de los peores en conocimientos, al final...y habñia que ver lo bien que se lo pasaban, y lo poco que les importaba estar alli, los de la última fila.

Al poco tiempo estabamos en los dos primeros asientos un muchacho llamado Jose Vicente, Vicente de los "barbudos", y yo. A el, que por orden alfabetico era el ultimo de la clase, le costó mucho mas llegar a la "primera mesa" que a mi que comence ya cerca. Después la compartimos ya todo el curso.

Ese curso descubri la cantidad de "dias de" que habia en este país.El Dia del Caudillo, el Dia del Dolor, el Dia de la Madre, entonces era el 8 de Diciembre, el Dia del Estudiante Caido, el Dia de la Liberacion de Caspe, el Dia de la Victoria, el Dia de san Jose Obrero...bufffff y en esas fechas habia que hacer un dictado especial con titulo especial ybien pintado.

Cuando celebraron el 70 Aniversario de las "escuelas", en la exposición que hicieron de cosas y objetos de todos aquellos años, comprobé que durante años, entonces los maestros se quedaban en Caspe hasta que se jubilaban, los dictados de todos esos "dias especiales" eran siempre los mismos. Todos los años.

Conocí todos los evangelios porque los sábados, todos los sábados, el dictado era sobre el evangelio del domingo siguiente.

Aquel curso del 53 fue cuando "descubrí"  que las chicas no eran como nosotros...vamos que cuando al entrar a clase las veías subir a la`planta de arriba entre un revoloteo de faldas que, a veces, dejaban entrever sus pieenas notabas sensaciones que no te provocaban las piernas de tu compañero de pupitre.

Dibujar era una verdadera obsesión en aquella educación. Cualquier excusa era buena para la confección de murales.El Domund, el Dia del Dolor, la navidad, la Semana Santa,...venga a hacer murales..Recuerdo que con un mural sobre el Dia del Domund gane el primer premio. Me sentía orgulloso cuando los maestros y maestras de las otras clases venian a verlo y D.Jesus Botaya me señalaba con aquella regla negra de cantos metalicos dorados...yo hacía como que no me daba cuenta. Y me sentía mas orgulloso aun porque aquel Mural lleno de "negritos", "chinitos", "indiecitos", ...todos infieles...lo habia dibujado en peores condiciones que mis compañeros porque en mi casa no teniamos luz electrica y solo la luz del candil de aceite me habia "iluminado" en el trabajo.

Recuerdo mi primer Dia del Dolor. El 20 de Noviembre. Bajabamos a la Colegiata, bueno a la Iglesia porque nosotros no teniamos ni idea de eso de Colegiata, y alli ,formados junto a "los del Instituto", ante la pared en la que había unas lapidas como la que tenian mis bisabuelos en el cementerio, durante un tiempo pense que los que alli figuraban relacionados estaban tambien enterrados allí, esperabamos la llegada de las autoridades.

Camisas azules, chaquetas blancas, condecoraciones, yugos y flechas...componian aquel mosaico extraño. Brazos en alto. Ofrenda de coronas de laurel. El Cara al Sol y los gritos rituales , que a mi entonces no me decían todavia nada, daban forma a aquella extraña ceremonia in compresible para un niño de nueve años.

Las "costeretas" por las que nos deslizabanos, por lo visto entonces nadie veia eso peligroso, la cuva de los "zafraneros", los partidos de futbol en el recreo eran nuestras diversiones en timpos en los que no habia ni "plays", ni "Ipods", ni ningun otro artilugio de los que hoy pueblan los recreos de nuestros colegios.

El curso, como había sospechado en su inicio, transcurrio para mi sin sobresaltos. Poco a poco le fui cogiendo cariño a mi maestro D.Jesus Botaya. Y  creo que el, y su mujer Dª Matilde, tambien me lo cogio a mi.

Se aproximaba el final y yo ya sentía sobre mí la sombra amenzadora de D.Benito con el que iba cursar cuarto curso. Sin ser mi profesor la verdad es que a lo largo del curso me habia dado cuenta que aquello de que tenia "mala ostia" no era una leyenda.

Pero un día D.Jesús me dijo :" Dile a tus padres que vengan a hablar conmigo".

Como lo de las tutorias entonces no se llevaba pues el hecho de que el maestro avisara a tus padres hacia que te pusieras a temblar.

Y mis padres fueron a hablar con el. Y el les propuso presentarme a un examen para una de las dos becas que el Ayuntamiento concedia para estudiar el Bachillerato en el Colegio Nuestra Señora del Pilar. Mis padres el unico pero que tenian para que estudiara era que no podian pagar lo que costaba. D. Jesus les convenció. Y el se encargó de todo. Incluso me acompaño el dia en que me presente al examen en el Colegio Nuestra Señora del Pilar.

Y aprobé y por eso ese curso del 53 fué el único en el que fui a "las escuelas".

Nunca olvidaré a D.Jesús Botaya. De no haber sido por el nunca hunbiera tenido la oportunidad de estudiar.

Quizá alguno de mis compañeros de aquel curso ,que siguieron estudiando en las escuelas hasta los catorce años, si leyeran este relato pensarían que tampoco me ha servido de mucho estudiar.

Porque alguno de ellos, si tenemos en cuenta los parametros con se mide el exito en la vida, ha tenido más exito que yo.

Pero si volviera a encontrarme a finales de aquel curso del 53 me gustaría que D. Jesus, mi maestro, volviera a convencer a mis padres para presentarme al exámen para hacer el bachillerato.

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