DE DERECHOS ,LIBERTADES, "ESCRACHES Y HOSTIAS....

"Como una blanca azucena,
Lo mismito que un jazmín
Mi niña va hacía la iglesia
A la iglesia de San Luis" 

J. Valderrama

Mi  nieta Patricia, en la foto el día de su bautizo hace algo menos de un año, hará su primera comunión el próximo día 19 de Mayo.

Está viviendo estos días previos como un sueño…supongo que lo que prevalece en ese sueño, más que la fe o el sentido del sacramento que va a recibir, es el vestido blanco que se va a poner, y que ya cuelga de una percha en casa, o los regalos que se anuncian, la fiesta a celebrar ese día...en fin más o menos, y con las limitaciones de los tiempos, lo que podía pensar yo cuando hace sesenta años, un día de la Ascensión porque entonces todos comulgábamos en esa fecha, hice, como ella va a hacer, mi primera comunión.

Para alguien como yo, agnóstico convencido, el  contenido religioso de este acto dejo de tener sentido hace tiempo. Pero, sin embargo, no puedo evitar, ni quiero hacerlo, ilusionarme con ella. Y escucho sus comentarios ilusionados…y procurare atender sus mínimos caprichos

Como me conoce ya me ha eximido de “mudarme” para ese día aunque sí que la acompañaré en la Iglesia. Como hice con mis hijos.

Curiosamente la percepción que tengo ante la Primera Comunión de mi nieta es totalmente distinta a la que tenía ante la comunión de mis hijos. Quizá porque en esta ocasión, y como abuelo, no tengo que compartir, como con mis hijos, aquellas reuniones previas en las que se ponía de manifiesto toda la hipocresía y faríseismo que rodea este acto presuntamente religioso.

Por eso me centro solamente en disfrutar de su alegría e ilusión y compartirlas plenamente con ella hasta culminar en ese día 19 de Mayo en que el vestido dejara su percha para vestir su cuerpecito y los regalos soñados se convertirán en una realidad.

Y me hace más feliz todavía su ilusión, y me hace desear fervientemente que ese día 19 se cumplan todas sus expectativas,  porque mi primera comunión estuvo precedida de una gran desilusión previa.

Cuando mi traje ya colgaba de una percha y soñaba con regalos y con la fiesta familiar, un grave accidente, mes y medio antes de la fecha señalada, me impidió hacerla. Hubo que aplazarla hasta el año siguiente. Me acostumbre a ver el traje colgado en el armario de la alcoba familiar.

Y lo pase mal ese día viendo a todos mis compañeros de colegio y catecismo recibiendo a Jesús. Me consolaba pensando que al año siguiente seria mi día…pero eso no conseguía aminorar la frustración que sentía.

Por eso ahora disfruto de la ilusión de mi nieta. De sus comentarios y preguntas relacionadas con el catecismo preparatorio. Y debo confesar que algunas de sus preguntas se las traen para responderlas un agnóstico como yo. Pero como lo que quiero es que sea feliz hasta ese día y que ese día lo sea  más todavía adapto mis respuestas a su realidad y no a la mía.

Y espero ilusionado ese día 19 de Mayo, esta ya ahí, en que la esperaremos a la salida de casa con su sonrisa característica de los momentos en los que los nervios y la emoción la embargan.

Y la acompañaremos a la iglesia y mientras la misa se desarrolla me dejare llevar por los recuerdos que para mi tiene nuestra Colegiata…recuerdos personales no los históricos.

En esa Colegiata fui bautizado. Comulgue. Fui monaguillo. Me casé. Bauticé a mis hijos…Y desgraciadamente en ella he ido despidiendo a personas que quise mucho…abuelos, tíos, padres, amigos que significaron mucho para mí…todos esos recuerdos de actos y de personas que ya no me acompañan pasaran por mi cabeza ese día mientras espero que la ceremonia finalice para darle un beso a mi nieta y hacernos las fotos de rigor.

Y a casa donde nos esperara la comida familiar preparada en la “placeta” donde  mis nietas juegan.

Y en estos momentos se me ocurre pensar que yo podría ser un diputado del PP, ya sé que es mucho suponer pero supongámoslo, y cuando lleguemos ese día a mi torre rodeando  a mi nieta, y compartiendo su felicidad, nos encontráramos en la puerta un grupo de “escrachers”, no sé si se dirá así, que me gritaran ante la mirada de mi nieta, y de las otras dos, y de los familiares invitados, que soy un asesino y todas esas lindezas que suelen gritarles.

Y que, además, las paredes de la entrada estuvieran cubiertas con pegatinas insultantes y amenazas.

No quiero ya ni pensar en que alguno de ellos se acercara con aire violento hacia mi o mis familiares.

Seguro que a mi nieta eso le amargaría el día. La desilusionaría como me pasó a  mí por un desgraciado accidente. Y por eso, pensándolo, me ratifico en mi rechazo a lo que denominan  “escrache” en los espacios  de privacidad a que todos tenemos derecho.

Sin embargo desde la izquierda social se esta justificando estas actitudes. Les parecería bien que esto sucediera sin pensar en el daño que eso puede hacerle a una niña o un niño . Y les parecería bien que me hicieran eso aunque le hicieran daño a mí nieta.

Y me pregunto si después de toda una vida defendiendo derechos y libertades no me estaré volviendo “facha”.

Ni me lo planteo pero si se que nadie, y bajo ningún concepto, tiene derecho a entrar en mi espacio privado y familiar. Ni en el de ninguna persona.

Salud y reflexión