lunes, 15 de abril de 2013

EL PRECIO DE LA LIBERTAD

El Gallo Kirico es un cuento muy tradicional de nuestra generación. Era de los que más éxito tenían, cuando había que felicitar a un niño, en aquel programa de discos dedicados de la vieja Radio Caspe…

La historia iba de un gallo, Kirico, que iba a la boda de su tío Perico y contaba sus aventuras hasta llegar a donde vivía su tío. Hoy, y dada la moda existente entre los “modernos educadores” de transformar los cuentos clásicos, seguro que el gallo Perico, el tío de Kirico, era un rico constructor que había amasado una gran fortuna gracias a que Kirico , su sobrino , era el alcalde de su  gallinero y le había recalificado el suelo para su urbanización.

Pero a lo que iba al comenzar mi relato. Tengo dos gallos, de esos que en Caspe llamamos “nanos”, que mantienen “activas” a mis gallinas “nanas” de la misma raza.

Me los trajeron, los que tenía me los habían matado unos perros, el pasado verano. Los llame Kirico y Perico en homenaje a los personajes del cuento de mi infancia.

Al dejarlos en el corral Kirico logró zafarse de mis manos  y lanzarse a la aventura de la libertad. Y a partir de entonces lo vi crecer. Cuando me lo trajeron era jovencito y sus plumas tenían el color oscuro de los pollos jóvenes.

Lo veía moverse por los bancales con toda libertad. Sus plumas fueron tomando el bello colorido que hoy luce. Todos los días, alrededor de las cinco de la mañana, comenzaba sus cantos…le respondía su hermano que estaba en el corral…y también  otro que debe haber en alguna torre próxima…ya comenzaba a preocuparme que algún vecino de la zona de los Fayones  me demandara por las molestias que le ocasionaba el canto de mis gallos…ya sabemos lo delicados que nos hemos vuelto.

Y pasaron los meses y el gallo seguía disfrutando de su vida en libertad. Se alimentaba de lo que la naturaleza le ofrecía…hierbas, gusanos, etc.  Y a pesar de mi preocupación ningún animal lograba acabar con el…se fue volviendo mas y mas atrevido…se nos acercaba y permitía que me acercara hasta que me hacía pensar: “Ahora sí que lo voy a coger”…y entonces, como burlándose de mí, arrancaba el vuelo y se iba por los bancales próximos…

Llegó el invierno y el frío. Y Kirico seguía su vida libre y metódica…comenzar a cantar al alba…acercarse y alejarse de nosotros…muchas veces yo pensaba en su libertad y la monotonía del  cautiverio de su hermano Perico.
 
Pero por fin, un día de Enero, en aquel juego de dejarme acercar a él para alejarse cuando veía peligrar su libertad cometió un error…cuando se intento alejar se metió, sin querer, en un espacio cerrado. Y allí lo cogí. Se acabo la libertad.

Cuando quise meterlo en el corral, con su hermano y las gallinas “nanas”, me resulto imposible. Eran gallos adultos y siempre se ha dicho que dos gallos son muchos para un corral.
Así que tuve que meterlo en el corral donde tengo las gallinas “normales”.
Y allí estuvo hasta el sábado pasado en que al entrar al corral con mi nieta Lucia, para enseñarle los dos cerditos que habían llegado como nuevos inquilinos a mi corral, esta lo asustó y se escapó del corral. De un solo vuelo se fué hasta el bancal en el que había comenzado, meses  atrás, su aventura de libertad.

Lo ví moverse  de nuevo por  los que habían sido sus “territorios” hasta que la perdió…

Al día siguiente, al alba, y desde la cama lo oí cantar…creí notar que su canto era más alegre que cuando lo hacía en el corral los meses que estuvo encerrado…y, lo confieso,  hasta sentí remordimientos por haberlo privado de su libertad durante los últimos meses…

Cuando me levanté, y baje a los corrales, me sorprendió ver a Kirico en la puerta del corral donde había permanecido  encerrado los últimos meses.

Pensé que había ido a “saludar” a las que habían sido sus “compañeras” de cautividad…hasta pensé que Kirico es un poco “borde” y se había acercado hasta allí para pasarles por el “pico” su recobrada libertad.

Me acerqué hacia el pensando en el momento en que decidiría, para no volver a perder la recobrada libertad, en arrancar el vuelo.
 
Para mi sorpresa no se alejo demasiado…y mi sorpresa aumento cuando al abrir la puerta del corral se introdujo rápidamente en él y comenzó a pavonearse, cual presidente de Institución Comarcal, entre “sus” gallinas… y no tardó a lanzar uno de sus “cantos” que no me pareció nada triste.

Jodido gallo…había vendido su libertad por un puñado de maíz asegurado todos los días y un pedazo de caña para dormir por las noches…atrás dejaba los cielos estrellados bajo los que había dormido tantos meses…el espacio libre del campo…compartir con los pájaros lo que la naturaleza le ofrecía…burlarse de lo gatos que, ilusos ellos, pretendían cazarlo….todo por un puñado de maíz, un trozo de caña para dormir y un techo de ladrillos que sustituía a los cielos estrellados…y hoy nos dicen en la radio que el 62% de los españoles es anticapitalista….manda huevos que diría Trillo.

No pude evitar pensar  en la cantidad de cosas inútiles por las que, desde que yo tenía diez u once años, hemos ido renunciando a nuestra libertad….

Salud y reflexión…



3 comentarios:

  1. Muy bueno Joaquín, somos tan simples, tan volubles y la vez tan egoístas que se nos compra con cualquier cosa que sea capaz de provocarnos aunque sea una falsa sensación de seguridad aunque sea a costa de nuestra libertad.
    F. Javier Oliver

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  2. Me hace recordar a las palabras "ruptura o cambio"que estaban latentes al final de los 70 y en los "partidos" polìticos y sindicatos que se vendieron por un punado de "maiz";sobre todo cuando se repartiò el patrimonio sindical.
    SALUD y màs que nunca ANARQUÌA!!!
    PARIS-TEXAS-LA MASSANA

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