El Gallo Kirico es un cuento muy
tradicional de nuestra generación. Era de los que más éxito tenían, cuando había
que felicitar a un niño, en aquel programa de discos dedicados de la vieja
Radio Caspe…
La historia iba de un gallo,
Kirico, que iba a la boda de su tío Perico y contaba sus aventuras hasta llegar
a donde vivía su tío. Hoy, y dada la moda existente entre los “modernos educadores”
de transformar los cuentos clásicos, seguro que el gallo Perico, el tío de
Kirico, era un rico constructor que había amasado una gran fortuna gracias a
que Kirico , su sobrino , era el alcalde de su
gallinero y le había recalificado el suelo para su urbanización.
Pero a lo que iba al comenzar mi
relato. Tengo dos gallos, de esos que en Caspe llamamos “nanos”, que mantienen “activas”
a mis gallinas “nanas” de la misma raza.
Me los trajeron, los que tenía me
los habían matado unos perros, el pasado verano. Los llame Kirico y Perico en
homenaje a los personajes del cuento de mi infancia.
Al dejarlos en el corral Kirico
logró zafarse de mis manos y lanzarse a
la aventura de la libertad. Y a partir de entonces lo vi crecer. Cuando me lo
trajeron era jovencito y sus plumas tenían el color oscuro de los pollos jóvenes.
Lo veía moverse por los bancales
con toda libertad. Sus plumas fueron tomando el bello colorido que hoy luce.
Todos los días, alrededor de las cinco de la mañana, comenzaba sus cantos…le
respondía su hermano que estaba en el corral…y también otro que debe haber en alguna torre próxima…ya
comenzaba a preocuparme que algún vecino de la zona de los Fayones me demandara por las molestias que le
ocasionaba el canto de mis gallos…ya sabemos lo delicados que nos hemos vuelto.
Y pasaron los meses y el gallo
seguía disfrutando de su vida en libertad. Se alimentaba de lo que la
naturaleza le ofrecía…hierbas, gusanos, etc.
Y a pesar de mi preocupación ningún animal lograba acabar con el…se fue
volviendo mas y mas atrevido…se nos acercaba y permitía que me acercara hasta
que me hacía pensar: “Ahora sí que lo voy a coger”…y entonces, como burlándose de
mí, arrancaba el vuelo y se iba por los bancales próximos…
Llegó el invierno y el frío. Y
Kirico seguía su vida libre y metódica…comenzar a cantar al alba…acercarse y
alejarse de nosotros…muchas veces yo pensaba en su libertad y la monotonía del cautiverio de su hermano Perico.
Pero por fin, un día de Enero, en
aquel juego de dejarme acercar a él para alejarse cuando veía peligrar su
libertad cometió un error…cuando se intento alejar se metió, sin querer, en un
espacio cerrado. Y allí lo cogí. Se acabo la libertad.
Cuando quise meterlo en el corral,
con su hermano y las gallinas “nanas”, me resulto imposible. Eran gallos
adultos y siempre se ha dicho que dos gallos son muchos para un corral.
Así que tuve que meterlo en el
corral donde tengo las gallinas “normales”.
Y allí estuvo hasta el sábado
pasado en que al entrar al corral con mi nieta Lucia, para enseñarle los dos
cerditos que habían llegado como nuevos inquilinos a mi corral, esta lo asustó
y se escapó del corral. De un solo vuelo se fué hasta el bancal en el que había
comenzado, meses atrás, su aventura de
libertad.
Lo ví moverse de nuevo por
los que habían sido sus “territorios” hasta que la perdió…
Al día siguiente, al alba, y
desde la cama lo oí cantar…creí notar que su canto era más alegre que cuando lo
hacía en el corral los meses que estuvo encerrado…y, lo confieso, hasta sentí remordimientos por haberlo
privado de su libertad durante los últimos meses…
Cuando me levanté, y baje a los
corrales, me sorprendió ver a Kirico en la puerta del corral donde había
permanecido encerrado los últimos meses.
Pensé que había ido a “saludar” a
las que habían sido sus “compañeras” de cautividad…hasta pensé que Kirico es un
poco “borde” y se había acercado hasta allí para pasarles por el “pico” su
recobrada libertad.
Me acerqué hacia el pensando en
el momento en que decidiría, para no volver a perder la recobrada libertad, en
arrancar el vuelo.
Para mi sorpresa no se alejo
demasiado…y mi sorpresa aumento cuando al abrir la puerta del corral se
introdujo rápidamente en él y comenzó a pavonearse, cual presidente de
Institución Comarcal, entre “sus” gallinas… y no tardó a lanzar uno de sus “cantos”
que no me pareció nada triste.
Jodido gallo…había vendido su
libertad por un puñado de maíz asegurado todos los días y un pedazo de caña
para dormir por las noches…atrás dejaba los cielos estrellados bajo los que había
dormido tantos meses…el espacio libre del campo…compartir con los pájaros lo
que la naturaleza le ofrecía…burlarse de lo gatos que, ilusos ellos, pretendían
cazarlo….todo por un puñado de maíz, un trozo de caña para dormir y un techo de
ladrillos que sustituía a los cielos estrellados…y hoy nos dicen en la radio
que el 62% de los españoles es anticapitalista….manda huevos que diría Trillo.
No pude evitar pensar en la cantidad de cosas inútiles por las que,
desde que yo tenía diez u once años, hemos ido renunciando a nuestra libertad….
Salud y reflexión…
Muy bueno Joaquín, somos tan simples, tan volubles y la vez tan egoístas que se nos compra con cualquier cosa que sea capaz de provocarnos aunque sea una falsa sensación de seguridad aunque sea a costa de nuestra libertad.
ResponderEliminarF. Javier Oliver
Me hace recordar a las palabras "ruptura o cambio"que estaban latentes al final de los 70 y en los "partidos" polìticos y sindicatos que se vendieron por un punado de "maiz";sobre todo cuando se repartiò el patrimonio sindical.
ResponderEliminarSALUD y màs que nunca ANARQUÌA!!!
PARIS-TEXAS-LA MASSANA
¡ Salud y anarquia amigo !
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